jueves, 4 de noviembre de 2010

HIPOCRESÍA

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Angélica Mora
Texas
Apuntes de una Periodista

El Papa saludó la apertura en Cuba del primer seminario católico en 50 años, pero no aprovechó la ocasión para decir algo sobre la golpiza, encarcelamiento y acoso contra Reyna Luisa Tamayo, una de sus fieles y madre del mártir cubano Orlando Zapata Tamayo ni otros creyentes en la Isla.

Benedicto XVI dijo -en su mensaje leído en el acto de inauguración al que asistió el Dictador Designado- que la formación de sacerdotes en Cuba era un "signo y aliciente". ¿Signo de qué? ¿Aliciente para quiénes?

¿En qué mundo vivimos, qué respeto puede haber, si las figuras representativas de la Iglesia católica se dejan usar por el agónico Régimen que gobierna la Isla?

Castro II emplea una vez más a la Iglesia para hacer creer al mundo que está llevando a cabo un cierto tipo de apertura, al dejar construir un seminario en Cuba y de paso recibe su oxígeno.

La memoria es corta y quizás sería bueno que el Papa recordara los sacerdotes que fueron expulsados de la Isla a poco del triunfo de la Revolución.

No es que los tiempos hayan cambiado y el régimen haya evolucionado y se haya "hecho bueno", es que una vez más el Vaticano -y una gran cantidad de tontos útiles internacionales- se prestó de nuevo y a sabiendas, al juego maquiavélico de la Cúpula gobernante de Cuba... y eso produce náuseas, incluso a los que creemos tener el estómago firme.

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