lunes, 18 de octubre de 2010

A UNA GOLONDRINA

Engie Alvarez, Facebook

Me contaba mi mama que una vez vio desde la ventana de su celda posarse una golondrina y recordo este poema de Juan Clemente Zenea, que luego al salir de la prision me lo enseno. Quizas sea por eso que comparo a las Golondrinas con nosotros los cubanos. Como dice Narciso Serradel Sevilla, en sus notas, ... amada peregrina mi corazon al tuyo acercare, recordare mi patria y llorare.

A UNA GOLONDRINA

Por Juan Clemente Zenea.

Mensajera peregrina

que al pie de mi bartolina

revolando alegre estás,

¿de do vienes, golondrina?

Golondrina ¿a dónde vas?

Has venido a esta región

en pos de flores y espumas,

y yo clamo en mi prisión

por las nieves y las brumas

del cielo del Septembrión.

¡Bien quisiera contemplar

lo que tú dejar quisiste;

quisiera hallarme en el mar,

ver de nuevo el Norte triste,

ser golondrina y volar!

Quisiera a mi hogar volver,

y allí, según mi costumbre,

sin desdichas que temer,

verme al amor de la lumbre

con mi niña y mi mujer.

Si el dulce bien que perdí

contigo manda un mensaje,

cuando tornes por aquí,

golondrina, sigue el viaje,

y no te acuerdes de mí.

Que si buscas, peregrina,

do su frente un sauce inclina,

sobre el polvo del que fue,

golondrina, golondrina,

no lo habrá donde yo esté.

No busques volando inquieta,

mi tumba oscura y secreta.

Golondrina ¿no lo ves?

En la tumba del poeta

no hay un sauce ni un ciprés.


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