DESDE LA PAGINA JOSE MARTI
Siempre ha existido la polémica de que no son dos Bayamesas (la de Sindo y la de Céspedes, Castillo y Fornaris) sino que tres (contando La Bayamesa de Perucho Figueredo, nuestro «Himno Nacional»). Pero muchos se han equivocado al respecto o han olvidado que son hasta ahora, cuatro Bayamesas famosas.
Buscando en nuestros archivos históricos nos encontramos que en la madrugada del 27 de marzo de 1851, se escuchó en la calle El Salvador (después nombrada Céspedes entre Figueredo y el viejo callejón de los Suspiros) en la legendaria ciudad de Bayamo, en el ventanal de la Señorita Luz Vázquez y Moreno (quien fuera después insurrecta) la serenata que le dedicara su novio Pancho Castillo y Moreno, coautor musical junto a Carlos Manuel de Céspedes (convertido más tarde en nuestro Padre de la Patria). De la letra se encargó el poeta José Fornaris y la interpretó el tenor Carlos Pérez acompañado de los autores. Fue la primera audición de La Bayamesa en un 3x4 de vals cantado, siendo además la primera canción romántica cubana que perdure hasta nuestros días, ya que fue acogida por todo nuestro pueblo rápidamente, conociéndose hasta en Europa como la canción de los enamorados.
El 14 de agosto de 1867, el bayamés, músico, abogado, y patriota Pedro (Perucho) Figueredo, compuso nuestro himno patriótico, nombrado inicialmente «La Bayamesa». La instrumentó el maestro de capilla de la Iglesia Mayor, Manuel Cedeño. Después de tomada Bayamo, por las tropas Mambisas el 18 de octubre de 1868, es el pueblo quien le reclama a Perucho la letra de aquella marcha y cuentan que desde su cabalgadura escribió los versos, que ya tenía grabado de memoria en su mente, para que fuera entonado y cantado por un coro de 12 bayamesas en la Plaza Mayor el 8 de noviembre de 1868, día en que se bendecía y se juraba la bandera de Yara. Y el 5 de noviembre de 1900 aparece aprobado en la Asamblea Constituyente como Himno Nacional Cubano.
En 1919, el trovador Sindo Garay y García, compuso una «Criolla» que la motivó su primera visita a Bayamo y comprobar el espíritu patriótico y religioso de ese pueblo, titulándola «La Bayamesa».
Ya son tres Bayamesas para confundir, pero falta la olvidada, quizás porque su autor es anónimo, pero que se cantó muchísimo en los días insurreccionales de la Guerra de los Diez Años. Tiene la misma línea melódica de la amorosa Bayamesa de Fornaris, Céspedes y Castillo, pero su letra es rebelde. En ella se refleja el ansia de libertad de nuestro pueblo oprimido y a través de 30 años fue entonada clandestinamente por nuestros mambises.
¿No recuerdas gentil bayamesa, que Bayamo fue un sol refulgente, donde impuso un cubano valiente con su mano el pendón tricolor?
¿No recuerdas que en tiempos pasados el tirano explotó tu riqueza, pero ya no levanta cabeza moribundo de rabia y dolor?
Te quemaron tus hijos; no hay queja que más vale morir con honor que servir al tirano opresor que el derecho nos quiere usurpar
Ya mi Cuba despierta sonriendo mientras sufre y padece el tirano a quien quiere el valiente cubano arrojar de sus playas de amor.»
La bayamesa (o Mujer bayamesa)
Lleva en su alma la bayamesa tristes recuerdos de tradiciones cuando contempla sus verdes llanos lágrimas vierte por sus pasiones. Ella es sensible, le brinda al hombre virtudes todas y el corazón pero si siente de la Patria el grito, todo lo deja, todo lo quema, ese es su lema, su religión.
(1918)
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