Miranda nació el 4 de julio de 1914 en el Central Chaparra, en el oriental poblado de Puerto Padre, donde transcurrió su infancia. Soñaba con ser abogado pero se vio obligado a dejar los estudios de bachillerato para comenzar a trabajar en el ingenio azucarero del pueblo por 30 pesos mensuales durante la época de zafra.
En el Chaparra fue estibador y pesador de caña, primeros oficios de un hombre que nunca escatimó esfuerzos para ganarse la vida, en Cuba o en el exilio, y supo desempeñarse también como vendedor ambulante, escribiente de notaría, guardia de prisión, trompetista, manager de orquesta, portero de edificio, mozo de limpieza, crítico de música americana, cronista social y reportero policial.
Aun sin cumplir los 20 años y por un golpe fortuito, Miranda comenzó a escribir en el Diario de Cuba, en Santiago de Cuba. Actuaba como anotador de un juego de béisbol y le llevó sus notas al corresponsal de ese periódico, Emiliano Espinosa, para que las incluyera en un reportaje.
Pero Espinosa lo instó a que escribira la crónica y la firmara como Fausto Miranda, Especial para Diario de Cuba, y así se publicó al día siguiente. "La noche que llegó el periódico y vi la crónica del Diario de Cuba con mi nombre, no dormí", recordaría Miranda años después.
En 1933 se trasladó a La Habana, donde sobrevivió ejerciendo disímiles oficios antes de instalarse en el periodismo, a inicios de la década de los 40. Su firma comenzó a cobrar notoriedad mediante la columna "Polvo de Estrellas", que le abrió una virtuosa carrera como cronista en las páginas de los diarios El Crisol, Información, Diario de la Marina y Alerta.
"Tengo un recuerdo muy especial de Fausto Miranda, porque lo conocí el primer día que asistí al estadio de La Tropical en La Habana [en 1945]'', contó el veterano narrador deportivo Felo Ramírez, miembro del Salón de la Fama del Béisbol de Cooperstown. "Desde entonces me abrió sus brazos con absoluta sencillez y nos hicimos amigos".
Ramírez expresó que Miranda fue "un pilar de la crónica deportiva cubana de todos los tiempos" y "un conocedor enciclopédico de béisbol".
Cuba era entonces una plaza orgullosa de la mejor crónica deportiva en el hemisferio, con nombres de la talla de Eladio Secades, Jessie Losada y Pedro Galiana. En 1948, Miranda fue nombrado director la sección deportiva de Alerta, al frente de la cual permaneció por 11 años. Simultáneamente, figuró como comentarista de la popular emisora radial COCO.
Siempre le gustó practicar deportes. Corrió los 100 metros planos, practicó la natación, jugó basquetbol y béisbol, pero confesaba que "era muy malo... muy malo en todo". La estrella de la familia fue su hermano Willy Miranda (1928-1996), quien jugó en Grandes Ligas e integró el equipo de los Yankees de Nueva York en las temporadas de 1953 y 1954. El destino lo situó como testigo de varios acontecimientos históricos en el deporte, desde el espectacular secuestro de Fangio en La Habana en 1958 hasta las memorables peleas de Mohamed Alí o el juego perfecto de Don Larsen frente a los Dodgers de Brooklyn en la Serie Mundial de 1956.
Miranda estuvo entre los contados periodistas hispanos que estaba en el Ebbets Field el 15 de abril de 1947 reportando el debut de Jackie Robinson como el primer pelotero negro admitido en las Grandes Ligas.
Fue justamente en la primavera de 1947 que Miranda asistió por primera vez a un juego en el Yankee Stadium de Nueva York, sede del equipo que admiraba desde su niñez. Un "flechazo definitivo" que evocaría en su libro de memorias beisboleras Yankees, en Nueva York y en todas partes, publicado en 1997.
En Cuba, además de cubrir las temporadas de béisbol amateur y profesional, Miranda perteneció a la Asesoría de Béisbol Amateur de la Dirección General de Deportes. A la hora de abandonar la isla, en 1960, figuraba como presidente de la Asociación de Cronistas Deportivos de Cuba, entidad desmantelada por el régimen revolucionario. Al llegar al exilio en Nueva York -donde vivió por 15 años- trabajó de portero antes de reintegrarse a las labores del periodismo como cronista del diario La Prensa. En esa ciudad trabajó además en el Canal 47, Radio X, la revista Gesto y la Agencia Noticiosa Francesa (AFP).
En 1975 se mudó a Miami, y un año después, el 15 de marzo de 1976, fundó las páginas de deportes de El Miami Herald, el antecesor de El Nuevo Herald. Entre las credenciales para obtener el empleo presentó fotos suyas con Joe Louis y con los célebres peloteros Stan Musial y Jackie Robinson. En esta ciudad también laboró como comentarista deportivo de WQBA-La Cubanísima.
Tras dirigir por casi 20 años oficialmente en 1995, aunque su laboriosidad periodística no se detendría. Cada semana su popular sección "Usted es viejo, pero viejo de verdad" continuó deleitando a los lectores de este diario con remembranzas de la Cuba republicana.
"Es algo que escribo con absoluta espontaneidad", relataba el cronista. "Es pura nostalgia cubana". El 12 de diciembre de 1992, al cumplirse 50 años de su permanencia en el periodismo, el condado Miami-Dade y las ciudades de Miami, Hialeah, Hialeah Gardens y Sweetwater emitieron proclamas declarando el "Día de Fausto Miranda".
Fausto Miranda escribió para El Nuevo Herald una sección titulada:
UD ES VIEJO, PERO VIEJO DE VERDAD SI RECUERDA
“11 de diciembre del 2004
Recordando a Carlos Manuel de Céspedes
---``En la gran cripta que existe en el Capitolio Nacional se ha instalado, para enaltecer a la figura del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, una lámpara votiva. La ceremonia de encenderla congregó en el augusto templo de las leyes, al Jefe de Estado y a un grupo de patricios no menos ilustres. Ese homenaje tan merecido debe satisfacer, en el seno de la inmortalidad, al sacrificio de San Lorenzo''--- Revista Carteles, La Habana, mayo de 1953.
Y aquí como todos los sábados... Uno recuerda a la patria y a todas las cosas que en la patria dejamos, y se pregunta: ¿cómo estará el Capitolio; cómo estará la gran cripta, y la lámpara votiva en homenaje perenne a Céspedes a que se refería Carteles?... ¿Estará allí?... Usted, mi querida lectora, si tiene buena memoria, debe recordar la Perfumería Gissella, en San Gabriel 555, con el teléfono I-6906, en El Cerro, que se anunciaba con ''frescura y bienestar''... Los tiempos aquellos en que al reloj despertador le llamábamos ``Big Ben'' aunque fuera de otra marca... Y cuando iba creciendo la niña de la casa, no faltaba una amiga que le dijera a la madre: ``No te olvides de Lydia E. Pinkham''... Usted es viejo, pero viejo de verdad, si vio jugar a Armando Marsans, uno de los mejores peloteros cubanos de todos los tiempos... Robaba bases, bateaba, era un coloso a la defensiva y tenía el espíritu ganador siempre... En las postrimerías de su vida, Marsans asistía a los juegos de la Liga Cubana y desde su palco veía a los muchachos... Para él, siempre los peloteros fueron ``muchachos''... Usted tiene buena memoria si recuerda que en el Hospital de Emergencias de La Habana, (Carlos III, Espada, Hospital y Jesús Peregrino), trabajó en un tiempo todo un señor marqués, con título y todo... Abelardo de Auzo y Garcés, de rancio abolengo, era discípulo del doctor Suárez Simons.
Usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda cuando el niño que solía repartir las cantinas, si veía que estaban jugando pelota en un solar, las dejaba allí y se demoraba unos cuantos innings... Y durante una etapa, la revista Bohemia estuvo publicando fotos, en homenaje al desfile de galanes de la farándula, bajo el título de El pollo de la semana... En una de esas ocasiones, el pollo no fue otro que un buen amigo y destacado actor, Néstor de Barbosa... Una para los guantanameros: ¿Viajó en el tren que iba a Caimanera?... Usted tiene buena memoria si recuerda que al reanudarse las series anuales Cuba/México, nuestras representantes en el tenis --en una ocasión-- fueron Consuelo Muñoz, Otilia Silva de Giménez, Mirtha Mederos, Josefina Piedra y Mary Carvajal... Usted es viejo, pero viejo de verdad, si era de los que al dolor o ataque de apendicitis le llamaba ``cólico miserere''... Cuando la Compañía Cubana de Electricidad, con su famoso K-Listo, insistía en que el servicio seguía siendo barato... Y nadie se lo creía.
Usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda las clínicas Fortún Souza, la de Casuso, la clínica La Bondad... Y, mi amigo, una para usted: sí que es viejo, pero viejo de verdad, si admite que usó calzoncillos largos... ¿O vio usted alguna vez algunos calzoncillos largos?... Luego, BVD revolucionó la ropa interior del hombre... Y entonces, no obstante fuera de otra marca, el calzoncillo era ''un BVD''... Los escritores de aquellos días hablaron de un personaje del gobierno que los recibió en su casa, en BVD... Usted tiene buena memoria si recuerda cuando el programa Cabaret Regalías (de CMQ-TV), cambió de decorado, obra de Márquez.... Y caminando por una de esas calles estrechas de La Habana Vieja más de uno, al bajarse de la acera --más estrecha que la calle-- para dejar que caminara una dama, estuvo a punto de perder la vida porque una guagua pasaba... ¿Recuerdan el poste de la muerte?... Estaba en el mismo centro de la esquina de las calles Belascoaín y Carmen... Si algún viajero iba ``colgando'' en la puerta de la guagua, porque iba muy llena, se jugaba la vida... Otros postes infernales eran los de Cuatro Caminos, Monte y Belascoaín.
Usted es viejo, pero viejo de verdad, si ecuerda los días en que no había variedad de polvos de lavar y las amas de casa compraban el jabón Veta Azul... También había un jabón que le llamaban ''de gas'' que era el terror de las lavanderas... Y usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda que muchos de los que visitaban por primera vez a Santiago de Cuba sólo pensaban en El Cobre, en la raspadura y en las maracas... Se olvidaban de ir al Mausoleo de Martí y en el Cementerio de Santa Ifigenia... Sí, mi amigo, ya he hablado del Burro de Bainoa, del Gallo de Morón y del Bobo de Batabanó... Usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda cuando se pusieron de moda aquellos vestidos de shantung de seda en colores claros para el verano... La falda estrecha... Bien ajustada... Algunas exageraban tanto el ajuste que parecían mujeres de La política cómica, aquellas que pintaba Ferrufino... Usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda los letreros en aquellos repartos en los que se leía: ''¡Cuidado, hay perros!''... Y en los parques: ``Prohibido pisar el césped'', y en la guagua: ``Se prohíbe fumar''... El perro no hacía nada, se caminaba por el césped y se fumaba en la guagua... Y hasta el próximo sábado si Dios y la salud lo permiten.”