sábado, 25 de septiembre de 2010

No es necesario ser cubano para amar a Cuba...


MOMENTOS


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Para Julita y todos aquellos que me escriben su desesperanza...

Angélica Mora
Nueva York
Apuntes de una Periodista


Hay pasos que a veces detenemos. Y momentos en que no pensamos en nada, ni siquiera en el mañana.
Nos envuelve esa tristeza junto con una niebla gris, mojada, como evaporándose de una laguna interior, cuya vertiente deja deslizar el agua lentamente, gota a gota.
Y con esa calma llega el cansancio y ganas de reposar sobre la tierra dormida.
Las hojas caen también con desgano con deseos, parece, de todavía quedarse prendidas; y junto con la naturaleza lenta nos ponemos a reposar un poco... A contemplar lo que hemos recorrido y lo que no hemos hecho y dejado ya, irremediablemente, atrás.
En esos momentos de desolación nos consolamos con la certeza que debemos dejar pasar el otoño, acoger el invierno y pensar que siempre, aunque se demore, va a llegar por fin de nuevo, otra primavera.
II OTOÑO  RECUERDOS Y UVA 016

Barbarito Diez




Bolondrón 4 de diciembre de 1909-La Habana, 6 de Mayo de 1995.

Desde los cuatro años de edad se trasladó para el Central Manatí, fábrica de azúcar ubicada al oriente del país. Allí comenzó actividades artísticas como aficionado. En 1930 se trasladó a La Habana, e ingresó al siguiente año en el trío integrado por Graciano Gómez e Isaac Oviedo. En 1935 formó parte de la orquesta típica de Antonio María Romeu, y con ella permaneció por muchos años, aún después del fallecimiento de su director. Posteriormente esta agrupación danzonera tomó el nombre de Orquesta de Barbarito Diez. Realizó presentaciones en Puerto Rico, República Dominicana y Estados Unidos. Grabó mas de once discos de larga duración, en los que interpretó su amplio repertorio de danzones, o de obras de otros géneros llevadas a tiempo de danzón. Se mantuvo fiel toda su vida a su estilo sobrio de interpretar. Grabó un disco antológico con Graciano Gómez e Isaac Oviedo, con piezas del primero, musicalizaciones muchas de ellas de notables poetas, como Gustavo Sánchez Galarraga. Su vida y obra son un monumento a la cubanidad.





Antonio María Romeu Marrero









Compositor, pianista y director de orquesta de baile. Jibacoa, 11 de septiembre de 1876-La Habana, 18 de enero de 1955. Comenzó estudios musicales a los ocho años de edad con el sacerdote Joaquín Martínez. A los diez años estudiaba casi de modo autodidáctico el piano. En 1888 tocó su primer baile y escribió su primera obra, una mazurka. El 22 de enero de 1899 viajó a La Habana y esa misma noche comenzó a trabajar con su piano, acompañado de güiro, en el café La Diana. Su sabrosa manera de interpretar el danzón atrajo la atención de todos. Algunos investigadores lo consideran el creador del tipo de orquesta llamada Charanga francesa, al introducir el piano en la agrupación danzonera de Leopoldo Cervantes, que antes sólo se componía como las otras de su tipo, de flauta, violín, contrabajo, timbal y güiro. Aunque otros consideran, a su vez, que este mérito correspondió a su coterráneo Arcadio Uribe, también notable pianista. En 1911, Romeu formó su propia orquesta, con la que obtuvo una gran popularidad, que se extendió por más de cincuenta años. Viajó por Estados Unidos para amenizar fiestas cubanas y grabó una gran cantidad discos para el sello Víctor. Compuso más de quinientos danzones, algunos de ellos con enorme difusión, como "Marcheta", "Alemán, prepara tu cañón", "Eva", "Siglo XX","La danza de los millones","El servicio obligatorio","Cinta azul","El mago de las teclas","Jibacoa","Ay, que me vengo cayendo","Los frescos",y de manera especial, "La flauta mágica", en colaboración con Alfredo Brito. Hizo orquestaciones para el tiempo musical y la estructura del danzón de muchas canciones, entre ellas "Guarina" de Sindo Garay; "Me da miedo quererte", de Alberto Villalón,"Mares y arenas" de Rosendo Ruiz, "Mercedes", de Manuel Corona, "Perla marina" de Sindo Garay,"Aquella boca",de Eusebio Delfín y "La cleptómana", de Manuel Luna. Igualmente llevó al tiempo de danzón algunas obras famosas de la ópera mundial, como "El barbero de Sevilla", de Rossini. La composición que más se ha universalizado entre las recreadas por el "Bizco de La Diana", como se le conocía, y estrenada en 1926, es el danzón "Tres lindas cubanas", elaborado sobre un viejo son de Guillermo Castillo, del Sexteto Habanero. La manera de enfocar el danzón de Romeu hizo nacer un estilo nuevo en la interpretación de ese género musical, y fijó la trayectoria posterior del mismo. Notable pianista, obtuvo varios premios durante su larga vida musical. Le fue concedida Medalla de Oro en la Exposición de Sevilla (1928); Medalla de Plata en la Exposición de Filadelfia; Medalla del Cincuentenario de la República de Cuba (1952) y Medalla Carlos Manuel de Céspedes. En 1950 cesó presentaciones como pianista, y se dedicó a la composición e instrumentación


El danzón fue desde sus comienzos en los años de 1870, un género instrumental. Pero en los ños veinte las bandas empezaban a incluir cantantes . La banda Romeu tuvo inicialmente a Fernando Collazo, y en los años treinta a Barbarito Díez. Desde el princio y a lo largo de su carrera Romeu empleo músicos de todos los tipos raciales como las orquestas cubanas habían hecho desde el siglo XIX.

Al morir Romeu, la orquesta fue liderada por un tiempo por su hijo, también de nombre Antonio María Romeu, así como por Barbarito Diez.

Entre sus composiciones:




Juan Clemente Zenea.(1832 – 1871)

Juan Clemente Zenea, escritor cubano nació en Bayamo el 24 de febrero. Se reconoce que ejerció gran influencia en la literatura cubana al retomar el Romanticismo, marcando una nueva línea en la poesía hispanoamericana.

En 1845 entra al colegio de , donde manifiesta por primera vez su inclinación hacia la literatura. En 1846 publicó sus primeros poemas en el periódico habanero "La Prensa", en el cual llegó a ser redactor en 1849.

A partir de ese momento el número de sus obras aumentaron considerablemente, por ejemplo, publicó en colaboración con José Fornaris y Rafael Otero “La mujer ¿Es un ángel? ¡No es un ángel! ¿Si será o no será?”. Realizó la redacción de "Almendares" junto a Idelfonso Estrada Zenea y colaboró en "La voz del pueblo".

Se vio obligado a emigrar a Nueva Orleans, Estados Unidos en 1852. Desde allí colaboró en "El correo de Louisiana", "El Independiente" y "Faro de Cuba", llevando a cabo una fuerte campaña contra el gobierno español. Luego se traslada a Nueva York y desde allí trabaja para "El Filibustero", "La Verdad" y "El Cubano". Fue condenado a muerte en La Habana en 1853 por sus actividades en contra del gobierno español, pero debido a la amnistía general es perdonado y puede regresar a Cuba al año siguiente. Desde entonces ejerció en el colegio de José de la Luz y Caballero como profesor de inglés. Su obra en general es bastante extensa, y ha sido reconocida numerosas veces, varios de sus poemas se incluyen en "El laúd del desterrado" y es innumerable la cantidad de artículos suyos que aparecen en publicaciones cubanas y españolas de la época, por ejemplo en "La Chamarreta", "El Siglo", "Revista del pueblo de Cuba", "Ofrenda al Bazar", "Álbum cubano de lo bueno y lo bello", "La Piragua", "Brisas de Cuba", "Floresta Cubana" y "Guirnalda Cubana", entre ellas también se incluyen las siguientes revistas españolas "La América" y "La Ilustración Republicana Federal". Fundó y dirigió la "Revista Habanera".

En 1865 regresa a Nueva York colaborando con la "Revista del Nuevo Mundo". Luego se traslada a México para trabajar en la publicación "Diario Oficial". Al comenzar la guerra de 1868 en Cuba regresa a los Estados Unidos para colaborar con la causa, pero cada una de las expediciones en que tomó parte fue un fracaso. Logra llegar a Cuba clandestinamente en 1870, y luego de una entrevista con Carlos Manuel de Céspedes, líder del alzamiento, fue apresado por las tropas españolas tratando de regresar a los Estados Unidos y fusilado en 1871.

Obras publicadas

* Poesías (1855)
* Lejos de la patria. Memorias de un joven poeta (1859)
* Sobre la literatura de Estados Unidos (1861)
* Cantos de la tarde (1860)

Poemas más reconocidos

(Ordenadas alfabéticamente, se indica en cursiva el primer verso.)

* A Fornaris, en la muerte de Lola (Ley es morir: es preciso)
* Adiós (¿Qué te puedo ofrecer? –De un alma inquieta)
* Ausencia (Desde el instante que nubló la ausencia)
* ¡Ay de mí! (¡Oh! si tú hubieras nacido)
* Celos (Grande injusticia demuestras)
* Dichoso el hombre... (Dichoso el hombre que sensible y tierno)
* Dudas (Mirando estábamos juntos)
* ¡Duerme en paz! (¡Que no tenga yo un elíxir)
* El sepulcro (He descubierto un camino)
* En la muerte de... (Con una palma en la mano)
* En la muerte de un niño (Así como contempla el caminante)
* En un álbum (1) (Tú vas hacia una orilla)
* En un álbum (2) (Desde que yo salí de Cuba)
* Experiencia (Pasaron ¡ay! pasaron)
* Fidelia (Bien me acuerdo! –Hace diez años!)
* Isabel (Pobre Isabel! –Me han dicho que moriste)
* Las sombras (Oíd.–Ese suave acento,)
* Por la tarde (Solitario y abatido,)

viernes, 24 de septiembre de 2010

EL OTOÑO EN UN EXILIO


Cuántas hojas secas..! El otoño es lo mismo dentro que afuera”
Los que nacimos en nuestra isla, apenas podíamos notar la marcada diferencia de las estaciones.
Al llegar al exilio aprendimos que existían esas cuatro estaciones, menos en Miami. Lo simplificamos a verano e invierno. Tiempo de calor, tiempo de ciclón y tiempo de frio, Así, sencillamente.
El otoño es diferente fuera de Miami, “creemos”.
En el exilio aprendimos quė es “el otoño”
El otoño es:











El otoño de un exiliado cubano.




PARA EL QUE QUEDO ATRAS



Bienvenidos amigos.....¡Así somos !











jueves, 23 de septiembre de 2010

Rev. Martín Añorga

EL PASTOR DE TODOS



El Rev. Martín Añorga aparte de sus servicios eclesiásticos
siempre se ha destacado por sus numerosas actividades comunitarias y sus artículos en la prensa escrita y televisiva.

Entre sus artículos :

LA TREMENDA CORTE

La reacción de los marginados
Pequeños errores que no se olvidan

Videos:



Brindis de Salas. El Paganini negro




Desde Berlin

Foto de Brindis de Salas El bellísimo retrato de Brindis de Salas que encabeza este trabajo apareció en la revista La Ilustración Española y Americana (Año XXIII, Núm. XVII) el 8 de mayo de 1879 (p. 299). A manera de curiosidad bibliográfica - y antes de dejarlos con la biografía del artista, reproducimos el breve texto que acompaña al mencionado retrato:

EL SR. BRINDIS DE SALAS, NOTABLE VIOLINISTA CUBANO

En los conciertos dados últimamente en el teatro y circo del Príncipe Alfonso, bajo la dirección del Sr. Rivière, el inteligente público de Madrid ha confirmado con sus aplausos la reputación de que venía precedido el jóven y ya célebre violinista Sr. Brindis de Salas, cuyo retrato damos en la pág. 312 del presente número, con tanto más gusto, cuanto que el jóven profesor ha recibido las primeras impresiones del divino arte de la música bajo el hermoso cielo, caro á los corazones españoles, que inspiró á Plácido sus dulcísimas endechas.

El Sr. Brindis de Salas, que obtuvo un primer premio en el Conservatorio de París, debe estar satisfecho de la ovación que le ha proporcionado el delicado modo con que ha interpretado ante el público madrileño el dificilísimo Concierto para violín, de Mendelssohn, la Cavatina de Raff, y otras piezas cuya ejecución requiere no comunes facultades.

Claudio José Domingo Brindis de Salas y Garrido nació el 4 de agosto de 1852 en la calle Águila Nº 822 en La Habana, justamente cuando habían pasado más de cien años de la llegada a nuestro país del violín.

Una de las primeras influencias musicales que recibe Brindis de Salas proviene del mismo seno familiar que, aunque perteneciente a la raza negra, gozó a plenitud de ciertos privilegios que le permitieron un enorme acercamiento a los medios culturales de la época, casi "cercados" a los negros, esto obedecía a que a través de varias generaciones los integrantes del núcleo familiar, tanto por la línea materna como la paterna, habían tenido una estrecha vinculación con los cuerpos militares españoles.

Claudio Brindis (el padre), violinista talentoso, no tuvo la suerte de nacer como su hijo en un medio donde pudiera desarrollar sus excelentes cualidades. Tuvo que resignarse a ocupar el lugar que establecía la sociedad de aquella época para un músico "negro": director de una orquesta de baile.

Brindis de Salas comienza desde muy temprana edad sus estudios de violín bajo la batuta de su padre, quien con mucho esmero, de padre y maestro, cultiva las excepcionales dotes del crío. El Liceo de La Habana es escenario del primer acontecimiento artístico de relevante importancia en la vida de Brindis, el viernes 18 de diciembre de 1863, hace ya ciento treinta y cinco años, cuando contaba el niño once primaveras; en este concierto toma parte, entre otros, el eminente pianista cubano Ignacio Cervantes. El pequeño interpretó: Aire variado, de Ch Berior; Fantasía sobre motivos de El Tirador, de J.D. Alard, y Variaciones, sobre un tema del maestro Rodolfo, esta última compuesta por el propio intérprete, primer trabajo autoral creado a la edad de ocho años; la danza "La Simpatizadora".

La presentación de Brindis de Salas fue el primer eslabón de toda una larga y continua cadena de éxitos, cosechados durante su fructífera vida de intérprete, constituyendo una muestra fehaciente de la confianza que en su talento tuvieron músicos de la estirpe del laureado pianista Ignacio Cervantes, con quien compartiera aquel día del año 1863 el programa.

Bajo la celosa dirección de su padre se afianza la sólida formación del maestro Brindis de Salas. Recibe el caudal de conocimientos del destacado maestro José Redondo y más tarde el apoyo del experimentado Van der Gutch, quien le proporcionaría la guía efectiva y segura que lo situaría en 1869 en Las puertas del Conservatorio de París, que gozaba de la más alta y merecida reputación a nivel internacional por su larga y sólida tradición en la formación de los más virtuosos de la época.

A su llega a la capital francesa, en la segunda mitad del siglo XIX, enfrenta la consolidación de una escuela que, partiendo de Pierre Gaviniés y Viotti, se materializó y desarrolló en las figuras de Rudolph Kreutzer, Pierre Baillot, durante la primera mitad del siglo; es la época en que coexisten un número importante de intérpretes de las más variadas tendencias y latitudes.

Ya en París, Brindis forma parte de la clase del eminente violinista Camilo Ernesto Sivori, alumno de Nicolo Paganini y sólido representante del arte virtuosístico romántico de la primera mitad del siglo, con quien perfecciona los vastos recursos interpretativos que caracterizaban su ejecución. Salas había llegado a la Ciudad Luz con toda una técnica desarrollada y con un ímpetu que caracterizaban la ejecución de cada pieza musical. Poco a poco perfiló un estilo propio al que añadió elegancia y una amplísima gama de recursos, todo esto gracias a la guía de los grandes maestros franceses, lo que le permitió alcanzar en un plazo breve una alta distinción entre los músicos.

En 1870 Brindis de Salas ganó el primer premio de violín en el Conservatorio de París y luego de terminar sus estudios con el maestro David inicia una brillante y vertiginosa carrera de concertista. Lo avala el período de los años 1871-1911, durante el cual recorre los principales centros culturales del mundo despertando invariablemente el mayor entusiasmo del público y de la crítica en general.

El diario "Le Temps" decía que nadie como Brindis de Salas, sabía apoderarse de su auditorio y dominarlo tan completamente. Por otra parte en Florencia el "Courriere Italiano" decía: "... el joven negro maravilló y llenó de entusiasmo al auditorio: es violinista de actividad admirable, tiene un portamento de arco ligerísimo y al mismo tiempo una energía que lleva impreso el ímpetu, característico de su raza: siente, y siente con una pasión que le chispea en las pupilas, que son de una expresión electrizante". Los rasgos característicos de Brindis de Salas en Europa se hicieron patentes desde sus primeras presentaciones. No fueron pocos los críticos que hicieron alusión a su extraordinario dominio del auditorio, al constante entusiasmo que siempre provocó su interpretación, a su buen gusto, pureza de virtuosismo y entonación. Siempre contó en cada presentación con la aceptación de su público y de la crítica en general.

Después de siete años de continuas presentaciones en Europa, Brindis regresa a América en 1875, esta vez con el título honorífico de Director del Conservatorio de Haití, recorre la América Central y Venezuela.Caracas le abre sus puertas en 1876, de su extensa actividad artística en esta ciudad de Suramérica dijo el compositor y musicólogo Rházes Hernández López.

"...si Brindis de Salas fue una figura en los históricos Conciertos de Pasdeloup (1819-1887) -fundados precisamente por Julio Pasdeloup, gran director de orquesta- donde el genial cubano hacía de solista, y si, al lado de la Patti (Adelina) se presenta como alta figura artística; si Mazzucato le dirige en Milán, en el regio teatro de Turín y en la Fenice de Génova; si en Berlín el más agresivo crítico le llama "el rey de las octavas"; si el crítico parisiense Oscar Commentant, celebrada figura de la prensa, se extasía ante el notable virtuoso y escribe que "el violín fue creado para él", si Leonard, gran maestro del arco, Charles Dancla y David lo aclaman, a pesar de tratarse de un músico negro de estas latitudes y se admiran de este gran concertista, fue porque en realidad lo fue".

En 1877 Brindis regresa a la Habana tras una ausencia de 8 años, se presenta en Los teatros capitalinos Tacón y Payret, donde dio el 24 de noviembre de ese año un exitoso concierto. Seis días más tarde tocó en el prestigioso salón de los altos del restaurante El Louvre acompañado por su antiguao maestro, José Vander Gucht. Posteriormente realiza una gira nacional que le asegura su gran triunfo en Cuba. En los programas Brindis incluía obras del maestro José White, especialmente aquellas que tenían un contenido más nacional o latinoamericano, como son los casos de "boleros", La bella cubana y la difícil "Zamacueca", esta última compuesta por White durante su estancia en Chile, basado en motivos populares de este país. Además incorporó a su repertorio obras como Danza Colombiana, de Morales Pino. Esta visita a La Habana fue para el joven Brindis de Salas más que un éxito musical un éxito social y personal, porque se vio admirado y respetado por lo más ilustre de aquella sociedad estamental todavía esclavista. Cuando el conductor de un tren pretendió echarle de un vagón de primera clase (vedado a los afrocubanos por las leyes segregacionista abolidas dos años más tarde) los otros pasajeros se opusieron a ello argumentando que se trataba nada menos que del gran artista Brindis de Salas.

El día 4 de marzo de 1878 decide Brindis de Salas embarcar para tierras aztecas con el objetivo de ofrecer, el 21 del propio mes, un concierto en Veracruz. La capital azteca lo recibe con ardor, lo hace objeto de grandes demostraciones de admiración; el Casino Español lo festeja con un acto brillantísimo. Cada presentación constituye un acontecimiento sin precedentes.

Su carrera de conciertos lo llevó a México y a Buenos Aires, donde tuvo uno de los mayores éxitos de su vida. En 1889 volvió a Europa, en la cual invariablemente obtenía gran éxito popular, aunque la crítica musical no le era siempre favorable y repetidamente se quejaba de su énfasis en pasajes de difícil ejecución y de su repertorio efectista. Pero hasta los más críticos de los críticos reconocían su dominio del público, que lo ovacionaba con pasión. En The Musical Times (Londres) del 10 de abril de 1885 leemos en la reseña de un concierto suyo en Darmstadt (Alemania) que "Brindis de Salas es un violinista con grandes recursos técnicos, pero un virtuoso más que un artista", y que el programa había sido en su mayor parte efectista (claptrap). La crítica de su repertorio es confirmada por reseñas favorables que describen lo que tocaba, como la de un concierto del 10 de noviembre de 1895 en Santo Domingo, publicada por el Listín Diario de esa ciudad (citado en el artículo "Brindis de Salas en Santo Domingo", de Enrique Marchena). No comprendían esos críticos de música del último cuarto del siglo xix que Brindis de Salas había aprendido de Sivori no solamente la técnica, sino también la gesticulación romántica que había hecho popular a Nicolás Paganini a principios de ese siglo.

Brindis de Salas recibió condecoraciones de varios monarcas europeos (la Cruz de Carlos III del rey de España, la Orden del Cristo del rey de Portugal y la Cruz del Águila Negra del Emperador de Alemania) y fue nombrado Caballero de la Legión de Honor por la República de Francia. Relacionada con esta última hay una anécdota triste de su visita a La Habana en 1886. Cuenta Nicolás Guillén que a la salida de uno de sus memorables conciertos Brindis de Salas entró con varios amigos blancos en uno de los cafés más exclusivos y al pedir cada quien lo que tomaría, cuando lo hizo él, el dependiente, que no le conocía, le respondio: "Yo no sirvo sino a los caballeros, no a los negros". Brindis se irguió y ya en pie se llevó la mano a la solapa del frac y señalando un botón rojo que llevaba en ella exclamó: "¡Pues yo soy Caballero de la Legión de Honor y no hay aquí tal vez ninguno que pueda decir lo mismo!". Y a pesar de que el dependiente, advertido de quien era, trató de excusarse, abandonó aquel café. Poco después era publicada una circular del gobernador de Cuba indicando que todos los ciudadanos españoles (lo cual eran los afrocubanos), irrespectivamente del color de su piel, tenían derecho a ser atendidos en locales públicos.

Donde más éxito tuvo fue en Alemania y sobre esto escribe Guido Bimberg en su artículo "Ein kubanischer Paganini am Hofe Kaiser Wilhelm II" (en Studien zur Berliner Musikgeschichte: Vom 18. Jahrhundert bis zur Gegewart, editado por Traude Ebert-Obermeier. Berlín, 1989, pp. 155-164). El emperador Guillermo II no solamente lo condecoró, sino que además le hizo barón del imperio alemán y le nombró violinista de su corte. Cuando Brindis de Salas se casó con una dama de la hidalguía alemana, este emperador honró la ceremonia con su presencia. Parecía que iba a seguir los pasos de Lico Jiménez, al casarse y tener tres hijos en Alemania, pero no fue así. Brindis de Salas quiso continuar su carrera de concertista trotamundos y su mujer le pidió el divorcio. En 1900 dio una gira de conciertos en Cuba que resultó un fracaso.

Entre los años 1903-1905 el rey de las octavas busca refugio en las cálidas tierras americanas. Un poco más pobre, cada vez más modesto en apariencia y más carcomida el alma de ansias de libertad artística, toma parte en Pinar del Río en una velada familiar, acompañado al piano por Pedro Rubio, quien estuvo con él en una gira por Europa. Tan inolvidable acontecimiento quedó guardado en los días del año 1903. Poco después salió para Buenos Aires, donde había tenido grandes éxitos.

Brindis quiso intentar nuevamente la fórmula que antes le dio tan buenos resultados. Llegó a Buenos Aires, sin anunciarse por segunda y última vez, a bordo del vapor Patricio de Satrústegui el 25 de mayo de 1911. Venía de España donde había dado su último concierto en el teatro Espinal, en Ronda. El genial Claudio José Domingo Brindis de Salas y Garrido, apodado por los italianos El Paganini Negro llegó a la ciudad sudamericana después de veinte años de ausencia, venía solo, deshecho y tísico. Se hospedó en una pobre posada de la calle Sarmiento en el número 357 y a nadie dijo su nombre; estuvo allí por dos días y, errante hasta el fin, se mudó después a otra tan pobre como la primera; era la posada Aire dei vini, en el Paseo de Julio 294. De ella salió en coma el 31 de mayo rumbo a la Asistencia Pública. Para atenderle, tuvieron que quitarle los harapos que vestía, y debajo, como última prenda de orgullo, encontraron un corsé mugriento. En los bolsillos había un pasaporte aleman y un programa de concierto (recortes de periódicos reseñando sus éxitos del pasado en Buenos Aires). El pasaporte decía: Caballero de Brindis, Barón de Salas. El potador murió en la madrugada del 2 de junio de 1911. Sus restos fueron depositados en una fosa de pobres en el Cementerio del Oeste gracias a la generosidad de algunas personas que se sintieron en el deber de honrar los lauros de tan magnífico artista. Pero su alma peregrina no se iba a detener aun. Su nombre volvería a la palestra seis años después. La Dirección de la necrópolis que había acogido sus restos anunció que, ajustándose a las normas, se vería en la necesidad de arrojar los despojos del Paganini Negro al osario común. La prensa y las fuerzas vivas de Buenos Aires reaccionaron de inmediato. El día 11 de junio de 1917, el diario bonaerense La Razón, bajo el título de: Brindis de Salas al osario común, publicó: “Es muy triste cosa que la posteridad no sepa dónde descansan los restos mortales de uno de los más excelsos artistas, de los más privilegiados temperamentos musicales y es triste cosa que lo hayamos abandonado así”. Estos pronunciamientos de la opinión pública argentina originaron todo un movimiento que consiguió que los restos descansaran en el mismo sitio hasta que el gobierno de la República de Cuba se hiciera cargo de ellos. El 2 de junio de 1918, en el aniversario de su muerte, distinguidas personalidades de la vida política y cultural bonaerense, así como la colonia cubana residente en la ciudad, homenajearon al artista y sus despojos fueron cubiertos de flores. Su vida y obra fueron vueltas a elogiar. Doce años después en La Habana, el 26 de mayo de 1930, era bajada del vapor Sub-cubano la urna conteniendo las cenizas del gran violinista. Luis Perlotti, el famoso escultor, modeló la pieza que luego fue fundida en bronce en el Arsenal de la Guerra de Buenos Aires. El mismo día 26 la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba se reunió en sesión solemne para honrar a Brindis de Salas y a la mañana siguiente fue depositada la urna cineraria en le Panteón de la Sociedad de Músicos Cubanos. Sin embargo, no sería aquella su última escala en el viaje sin fin del gran violinista. Años después, fue trasladada a la antigua Iglesia de Paula, en La Habana Vieja, donde por mucho tiempo permaneció empotrada, tras un cristal, en una de sus voluminosas paredes. La dicha iglesia es ahora una sala de conciertos y allí, definitivamente, reposa el legendario artista.

Diario Cartas y Caretas de Buenos Aires, Argentina 1911, escribe a la muerte de Brindis:

(La historia de este lírico bohemio parece un cuento, sin embargo es cierto. El 2 de junio murió en nuestra ciudad. Había llegado de Europa en el vapor Satrústegui ¿a qué vino?, se ignora. Después de haber sido millonario, después de haber vivido la vida de un monarca, después de haber hecho temblar el corazón de las mujeres, después de haber paseado por el mundo su alma que era un violín, después de tanto amor, de tanto fuego, de tanto sol, de tanta melodía, de tanta gloria y laurel, cayó al fin destrozado. Viejo, pobre, sucio, negro, tísico y solo... ¡solo! ¡Solito! Ni siquiera tuvo en el momento de morir el consuelo de abrazar el violín que lo hizo célebre.

Fue una vida larga, llena de grandeza siempre, grandeza aún en las derrotas, una vida de artista íntegro.

Fausto Miranda: Ud es viejo, pero viejo de verdad


Miranda nació el 4 de julio de 1914 en el Central Chaparra, en el oriental poblado de Puerto Padre, donde transcurrió su infancia. Soñaba con ser abogado pero se vio obligado a dejar los estudios de bachillerato para comenzar a trabajar en el ingenio azucarero del pueblo por 30 pesos mensuales durante la época de zafra.

En el Chaparra fue estibador y pesador de caña, primeros oficios de un hombre que nunca escatimó esfuerzos para ganarse la vida, en Cuba o en el exilio, y supo desempeñarse también como vendedor ambulante, escribiente de notaría, guardia de prisión, trompetista, manager de orquesta, portero de edificio, mozo de limpieza, crítico de música americana, cronista social y reportero policial.

Aun sin cumplir los 20 años y por un golpe fortuito, Miranda comenzó a escribir en el Diario de Cuba, en Santiago de Cuba. Actuaba como anotador de un juego de béisbol y le llevó sus notas al corresponsal de ese periódico, Emiliano Espinosa, para que las incluyera en un reportaje.
Pero Espinosa lo instó a que escribira la crónica y la firmara como Fausto Miranda, Especial para Diario de Cuba, y así se publicó al día siguiente. "La noche que llegó el periódico y vi la crónica del Diario de Cuba con mi nombre, no dormí", recordaría Miranda años después.

En 1933 se trasladó a La Habana, donde sobrevivió ejerciendo disímiles oficios antes de instalarse en el periodismo, a inicios de la década de los 40. Su firma comenzó a cobrar notoriedad mediante la columna "Polvo de Estrellas", que le abrió una virtuosa carrera como cronista en las páginas de los diarios El Crisol, Información, Diario de la Marina y Alerta.

"Tengo un recuerdo muy especial de Fausto Miranda, porque lo conocí el primer día que asistí al estadio de La Tropical en La Habana [en 1945]'', contó el veterano narrador deportivo Felo Ramírez, miembro del Salón de la Fama del Béisbol de Cooperstown. "Desde entonces me abrió sus brazos con absoluta sencillez y nos hicimos amigos".

Ramírez expresó que Miranda fue "un pilar de la crónica deportiva cubana de todos los tiempos" y "un conocedor enciclopédico de béisbol".

Cuba era entonces una plaza orgullosa de la mejor crónica deportiva en el hemisferio, con nombres de la talla de Eladio Secades, Jessie Losada y Pedro Galiana. En 1948, Miranda fue nombrado director la sección deportiva de Alerta, al frente de la cual permaneció por 11 años. Simultáneamente, figuró como comentarista de la popular emisora radial COCO.

Siempre le gustó practicar deportes. Corrió los 100 metros planos, practicó la natación, jugó basquetbol y béisbol, pero confesaba que "era muy malo... muy malo en todo". La estrella de la familia fue su hermano Willy Miranda (1928-1996), quien jugó en Grandes Ligas e integró el equipo de los Yankees de Nueva York en las temporadas de 1953 y 1954. El destino lo situó como testigo de varios acontecimientos históricos en el deporte, desde el espectacular secuestro de Fangio en La Habana en 1958 hasta las memorables peleas de Mohamed Alí o el juego perfecto de Don Larsen frente a los Dodgers de Brooklyn en la Serie Mundial de 1956.

Miranda estuvo entre los contados periodistas hispanos que estaba en el Ebbets Field el 15 de abril de 1947 reportando el debut de Jackie Robinson como el primer pelotero negro admitido en las Grandes Ligas.

Fue justamente en la primavera de 1947 que Miranda asistió por primera vez a un juego en el Yankee Stadium de Nueva York, sede del equipo que admiraba desde su niñez. Un "flechazo definitivo" que evocaría en su libro de memorias beisboleras Yankees, en Nueva York y en todas partes, publicado en 1997.

En Cuba, además de cubrir las temporadas de béisbol amateur y profesional, Miranda perteneció a la Asesoría de Béisbol Amateur de la Dirección General de Deportes. A la hora de abandonar la isla, en 1960, figuraba como presidente de la Asociación de Cronistas Deportivos de Cuba, entidad desmantelada por el régimen revolucionario. Al llegar al exilio en Nueva York -donde vivió por 15 años- trabajó de portero antes de reintegrarse a las labores del periodismo como cronista del diario La Prensa. En esa ciudad trabajó además en el Canal 47, Radio X, la revista Gesto y la Agencia Noticiosa Francesa (AFP).

En 1975 se mudó a Miami, y un año después, el 15 de marzo de 1976, fundó las páginas de deportes de El Miami Herald, el antecesor de El Nuevo Herald. Entre las credenciales para obtener el empleo presentó fotos suyas con Joe Louis y con los célebres peloteros Stan Musial y Jackie Robinson. En esta ciudad también laboró como comentarista deportivo de WQBA-La Cubanísima.

Tras dirigir por casi 20 años oficialmente en 1995, aunque su laboriosidad periodística no se detendría. Cada semana su popular sección "Usted es viejo, pero viejo de verdad" continuó deleitando a los lectores de este diario con remembranzas de la Cuba republicana.

"Es algo que escribo con absoluta espontaneidad", relataba el cronista. "Es pura nostalgia cubana". El 12 de diciembre de 1992, al cumplirse 50 años de su permanencia en el periodismo, el condado Miami-Dade y las ciudades de Miami, Hialeah, Hialeah Gardens y Sweetwater emitieron proclamas declarando el "Día de Fausto Miranda".

Fausto Miranda escribió para El Nuevo Herald una sección titulada:


UD ES VIEJO, PERO VIEJO DE VERDAD SI RECUERDA


11 de diciembre del 2004

Recordando a Carlos Manuel de Céspedes

---``En la gran cripta que existe en el Capitolio Nacional se ha instalado, para enaltecer a la figura del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, una lámpara votiva. La ceremonia de encenderla congregó en el augusto templo de las leyes, al Jefe de Estado y a un grupo de patricios no menos ilustres. Ese homenaje tan merecido debe satisfacer, en el seno de la inmortalidad, al sacrificio de San Lorenzo''--- Revista Carteles, La Habana, mayo de 1953.

Y aquí como todos los sábados... Uno recuerda a la patria y a todas las cosas que en la patria dejamos, y se pregunta: ¿cómo estará el Capitolio; cómo estará la gran cripta, y la lámpara votiva en homenaje perenne a Céspedes a que se refería Carteles?... ¿Estará allí?... Usted, mi querida lectora, si tiene buena memoria, debe recordar la Perfumería Gissella, en San Gabriel 555, con el teléfono I-6906, en El Cerro, que se anunciaba con ''frescura y bienestar''... Los tiempos aquellos en que al reloj despertador le llamábamos ``Big Ben'' aunque fuera de otra marca... Y cuando iba creciendo la niña de la casa, no faltaba una amiga que le dijera a la madre: ``No te olvides de Lydia E. Pinkham''... Usted es viejo, pero viejo de verdad, si vio jugar a Armando Marsans, uno de los mejores peloteros cubanos de todos los tiempos... Robaba bases, bateaba, era un coloso a la defensiva y tenía el espíritu ganador siempre... En las postrimerías de su vida, Marsans asistía a los juegos de la Liga Cubana y desde su palco veía a los muchachos... Para él, siempre los peloteros fueron ``muchachos''... Usted tiene buena memoria si recuerda que en el Hospital de Emergencias de La Habana, (Carlos III, Espada, Hospital y Jesús Peregrino), trabajó en un tiempo todo un señor marqués, con título y todo... Abelardo de Auzo y Garcés, de rancio abolengo, era discípulo del doctor Suárez Simons.

Usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda cuando el niño que solía repartir las cantinas, si veía que estaban jugando pelota en un solar, las dejaba allí y se demoraba unos cuantos innings... Y durante una etapa, la revista Bohemia estuvo publicando fotos, en homenaje al desfile de galanes de la farándula, bajo el título de El pollo de la semana... En una de esas ocasiones, el pollo no fue otro que un buen amigo y destacado actor, Néstor de Barbosa... Una para los guantanameros: ¿Viajó en el tren que iba a Caimanera?... Usted tiene buena memoria si recuerda que al reanudarse las series anuales Cuba/México, nuestras representantes en el tenis --en una ocasión-- fueron Consuelo Muñoz, Otilia Silva de Giménez, Mirtha Mederos, Josefina Piedra y Mary Carvajal... Usted es viejo, pero viejo de verdad, si era de los que al dolor o ataque de apendicitis le llamaba ``cólico miserere''... Cuando la Compañía Cubana de Electricidad, con su famoso K-Listo, insistía en que el servicio seguía siendo barato... Y nadie se lo creía.

Usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda las clínicas Fortún Souza, la de Casuso, la clínica La Bondad... Y, mi amigo, una para usted: sí que es viejo, pero viejo de verdad, si admite que usó calzoncillos largos... ¿O vio usted alguna vez algunos calzoncillos largos?... Luego, BVD revolucionó la ropa interior del hombre... Y entonces, no obstante fuera de otra marca, el calzoncillo era ''un BVD''... Los escritores de aquellos días hablaron de un personaje del gobierno que los recibió en su casa, en BVD... Usted tiene buena memoria si recuerda cuando el programa Cabaret Regalías (de CMQ-TV), cambió de decorado, obra de Márquez.... Y caminando por una de esas calles estrechas de La Habana Vieja más de uno, al bajarse de la acera --más estrecha que la calle-- para dejar que caminara una dama, estuvo a punto de perder la vida porque una guagua pasaba... ¿Recuerdan el poste de la muerte?... Estaba en el mismo centro de la esquina de las calles Belascoaín y Carmen... Si algún viajero iba ``colgando'' en la puerta de la guagua, porque iba muy llena, se jugaba la vida... Otros postes infernales eran los de Cuatro Caminos, Monte y Belascoaín.

Usted es viejo, pero viejo de verdad, si ecuerda los días en que no había variedad de polvos de lavar y las amas de casa compraban el jabón Veta Azul... También había un jabón que le llamaban ''de gas'' que era el terror de las lavanderas... Y usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda que muchos de los que visitaban por primera vez a Santiago de Cuba sólo pensaban en El Cobre, en la raspadura y en las maracas... Se olvidaban de ir al Mausoleo de Martí y en el Cementerio de Santa Ifigenia... Sí, mi amigo, ya he hablado del Burro de Bainoa, del Gallo de Morón y del Bobo de Batabanó... Usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda cuando se pusieron de moda aquellos vestidos de shantung de seda en colores claros para el verano... La falda estrecha... Bien ajustada... Algunas exageraban tanto el ajuste que parecían mujeres de La política cómica, aquellas que pintaba Ferrufino... Usted es viejo, pero viejo de verdad, si recuerda los letreros en aquellos repartos en los que se leía: ''¡Cuidado, hay perros!''... Y en los parques: ``Prohibido pisar el césped'', y en la guagua: ``Se prohíbe fumar''... El perro no hacía nada, se caminaba por el césped y se fumaba en la guagua... Y hasta el próximo sábado si Dios y la salud lo permiten.”






miércoles, 22 de septiembre de 2010

Los Romeos y Julietas de todos los siglos
















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Pintores: Wilfredo Lam



Nació en Sagua la Grande, Cuba. Su padre fue un inmigrante chino y su madre era de origen afrocubano,- su abuela, una sacerdotiza de la religión sincrética afrocubana de la santería, le enseñó sobre la cultura africana. En 1916 Lam se mudó a La Habana, en donde estudió en la Academia de San Alejandro entre 1918 y 1922, Viajó a Madrid en 1923,donde continúa sus estudios hasta 1938 con el pintor académico Fernández Alvarez de Sotomayor y en la Academia Libre que era menos conservadora. Habiendo luchado contra el fascismo en la Guerra Civil española en 1936, en 1938 viajó a París, con un carta de recomendación para Picasso su amigo de toda la vida, Pablo Picasso lo presentó a un amplio círculo de artistas y escritores, incluyendo al etriólogo Michel Leiris con quien estudió arte africano, Henri Matisse, Fernand Léger, Joan Miró y Benjamín Péret, conoció a André Breton y a otros surrealistas también. Al año siguiente entró al grupo de los surrealistas. En 1939 Pierre Loeb organiza la primera expocisión personal de Lam con temas como los recogidos en las obras de nuestras Galerias. Durante la segunda guerra mundial establece fuertes vínculos con los surrealistas, con una marcada influencia en su pintura posterior. Hasta su muerte en 1982 en Paris trabaja alternando entre Cuba y París.

La obra de Lam de ese periodo se caracteriza por figuras estilizadas, con frecuencia con rostros que parecen máscaras. En 1941 huyó de Europa con Breton, André Masson, Claude LéviStrauss v otros intelectuales, durante el tiempo que estuvo detenido en Martinica conoció a la poeta de la negritud Aimé Césaire, quien se convertiría en una importante colaboradora. A su regresó a Cuba en 1942 se asoció con intelectuales como la folclorista afrocubana Lydia Cabrera y el escritor Alejo Carpentier quienes ayudaron a renovar su interés por la cultura afrocubana. Durante este periodo empezó a producir obra en la que representaba figuras fantasmagóricas de humanos, animales y plantas en escenarios de jungla poco profunda que reflejan su síntesis de la santería, el surrealismo y el cubismo. En 1945-46 Lam visitó Haití con André Breton, se fue a residir permanentemente a París en 1952, pero continuó viajando extensamente; visitó Cuba frecuentemente antes y después de la Revolución. En la década de los cincuenta sus complejas figuras volumétricas se aplanaron y, se hicieron más esquemáticas, y el lujoso follaje cedió el paso a campos de manchas vaporosas.

La obra de Lam, con una mezcla de expresionismo y surrealismo, aborda los temas cubanos con una forma muy propia que acuña un estilo en la pintura contempóranea mundial.

Con fama internacional, la obra de Lam se encuentra en las mejores colecciones de arte contempóraneo del mundo. Se han subastado obras de Lam en todas las subastas de arte latinoamericano de prestigio mundial, alcanzando también los precios más altos (por ejemplo, $ 1,267,500 por la "La mañana verde", óleo/papel, 1943; Sotheby´s. Latin American Art. Sale #NY7140, 27 de Mayo de 1998: lote 12).


Julio Gutiérrez: Compositor


Compositor, pianista y director. Manzanillo, 18 de enero de 1918 - Nueva York, 15 de noviembre de 1990. Comenzó en el piano a sus 7 años y ya con catorce fundó un grupo musical en su pueblo. Compuso algunas obras en esa etapa manzanillera. Se radicó en La Habana en 1940 y comenzó a trabajar como pianista en una de las mejores agrupaciones que entonces tenía la capital, la Orquesta Casino de la Playa. En 1948 formó una jazz band, con la que trabajó en radio, televisión y cabarets. Hizo una gran gira artística por República Dominicana, Brasil, Venezuela, Colombia, Chile, Uruguay, Argentina y España. De regreso a Cuba a comienzos de los 50's continúa su ascendente actividad. Es nombrado director musical del Canal 4 de TV, y compone para ponerse a tono con todo momento: bolero, mambo, cha cha chá, baladas. Participa en las primeras descargas de jazz que se graban en el país: en 1956 registró el disco "Cuban Jam session under the direction of Julio Gutiérrez", donde comparte con una nómina magistral: Peruchín, el negro Vivar, Juan Pablo Miranda, Chombo Silva, entre otros. (Diaz Ayala). En 1960 viaja a México, y más tarde se radica en Nueva York, donde mantiene su activa vida musical como arreglista, director de orquesta y espectáculos, pianista y compositor. Permaneció durante varias temporadas en Puerto Rico, tocando en hoteles y clubes nocturnos. Fue formador de diversos artistas. Es impresionante la lista de intérpretes con los que trabajó, al igual que con los que grabó discos. Fundó el sello de discos J & G.

Entre sus obras: "Llanto de luna", "Inolvidable", "Qué es lo que pasa", "Se acabó", "Desconfianza", "Un poquito de tu amor", "Arriba", "Mírame Más", "Un
mambo para tí", "Al ritmo del cha chá".


Operación Pedro Pan, 14 Mil Niños Cubanos a Estados Unidos


El cantautor Willy Chirino y su esposa la cantante Lissette Alvarez llegaron a EE.UU. a través de la Operación Pedro Pan.



Por ALEIDA DURAN

Después de 430 años de vivir en Egipto, la población hebrea había crecido tanto que el gobierno Egipcio temía que se fuera de control, así es que el Faraón ordenó dar muerte a todos los niños varones que nacieran de padres hebreos. En ese tiempo le nació un hermoso niño a una pareja de la tribu de Levy, la cual lo tuvo escondido durante tres meses; pero finalmente, temerosa del riesgo que estaba corriendo la vida de su hijo, la madre lo colocó en una cesta preparada para que no filtrara el agua, la cual puso entre unos juncos en el río. La propia hija del Faraón que se estaba bañando corriente abajo, encontró la cesta y llevó al niño a su palacio como hijo adoptivo. Le llamó Moisés, que quiere decir "Salvado de las aguas".

El 26 de diciembre de 1960 se inició uno de los más dramáticos y poco comentados episodios de la historia cubana de los últimos tiempos: la de los 14 mil niños y adolescentes a quiénes sus padres enviaron solos de Cuba a los Estados Unidos durante los dos primeros años de la década de los años 60, en un proceso conocido más tarde como "Operación Pedro Pan".

El proceso fue posible gracias a la acción del Rev. padre Bryan Walsh, director del Catholic Welfare Bureau, quien los apadrinó, a unas 300 personas que lo ayudaron en Miami, y a un grupo de cubanos que se arriesgaron dentro de Cuba cooperando para hacer posible aquel masivo éxodo de niños y adolescentes, el cual se llevó a cabo en silencio.

Tras más de cinco años de investigación y rastreo por unos 35 estados de la Unión, Yvonne Conde, una periodista independiente de Nueva York, publicó un libro sobre esa historia. El desconcierto, la soledad, la angustia, el temor y a menudo el terror que experimentaron aquellos niños, las dificultades que afrontaron y la rebeldía que muchos de ellos mostraron posteriormente, antes de alcanzar finalmente la madurez, probablemente sorprenderá y estremecerá al exilio cubano.

Porque los cubanos no son proclives a contar sus desdichas, y porque los éxitos materiales de un sustancial número de esos cubanos en particular, ha actuado como una cortina luminosa que ha impedido ver los traumas emocionales. Cuando se menciona la "Operación Pedro Pan" inevitablemente surge el comentario: !Ah, si! ¿Sabes quién fue un "niño Pedro Pan? Willy Chirino".

Y Lissette Alvarez. Y Marisela Verena. Y médicos, psicólogos, abogados, dentistas, sacerdotes, profesores, hombres y mujeres de negocios.

Asomarse a la periferia de esa masa de cubanos, hoy en sus 40 o más años, es encontrar una especie de subcultura difícil de penetrar. Ellos compartieron una experiencia vital dolorosa y diferente a la del resto de los exiliados.

Adentrarse en la espesura de esas vidas, escarbar, abrir viejas heridas en algunos casos aún no del todo curadas, y exponerlas a la luz, sólo podría lograrlo, en números sustanciales, uno de ellos.

Yvonne Conde lo es. Ella también fue "una niña Pedro Pan". Tenía nueve años cuando llegó a Miami el 11 de agosto de 1961. En pocas semanas pasó por el hogar de dos familias amigas de la suya. Después un tío llegó de Cuba con su esposa y dos niños, y se hizo cargo de la pequeña Yvonne, quien ese año tuvo que cambiar de escuela cuatro veces.

Como todos los cubanos recién llegados, ellos pasaban penurias económicas. Yvonne siempre tenía hambre y los zapatos rotos. Más aún...

"Me parecía que estorbaba, que estaba de más".

A menudo, mientras salían a trabajar o a estudiar inglés, los tíos la dejaban a ella de noche a cargo de los dos niños pequeños. Yvonne sentía miedo.

"Una noche mi tío y su esposa tuvieron una pelea tremenda. Oí cuando ella le gritó: "Y si te vas, ¡te llevas de aquí a esa chiquilla de m...! Yo me preguntaba a donde iríamos mi tío y yo, ¿tendríamos que dormir en la calle?", cuenta Conde.

Afortunadamente la separación de su madre no fue larga. Su madre, su padrastro y su medio hermanito de tres años, pudieron salir de Cuba ocho meses después que Yvonne.

"Cuando vi a mi madre me prendí de ella como una garrapata y no hubo modo de separarme ni para dormir", narra.

Después de un año en Miami, la familia se fue a Puerto Rico. Conde comenzaba su adolescencia y, con ella, un largo período de rebeldía.

"No quería saber nada de Cuba, ni de la cultura cubana. Yo era más puertorriqueña que el coquí. Usaba el pelo y la falda larga como si fuera 'hippie', era izquierdista y marchaba con los independentistas puertorriqueños", confiesa Conde, quien a los 19 años recogió sus cosas y se fue de la casa de su madre.

Mucho tiempo después, mientras estudiaba periodismo en New York University, supo que ella había sido parte de un éxodo de 14 mil niños y adolescentes cubanos, y que aquel éxodo se había llamado Operación Pedro Pan. Decidió investigar. Inicialmente viajó a Washington y a Miami, pidió información a las agencias de servicio, buscó el origen del proceso, las estadísticas, listas con los nombres de aquellos niños que vinieron durante aquellos dos años. Envió 800 cuestionarios a otros tantos "niños Pedro Pan".

Conde es hoy una mujer casada con un médico y "más cubana que las palmas". Respalda el embargo norteamericano contra el gobierno cubano y participa en las manifestaciones anticastristas del exilio.

"Creo que el balance de la Operación Pedro Pan ha sido positivo: nos dio opciones que no hubiéramos tenido en Cuba. Es una pregunta que he hecho en los cuestionarios y la mayoría también cree que fue positivo", indica.

Tiempos de Miedo

Corría el año 1960. Luces como manchas de aceite parecían quemar trechos de sombras. La calle estaba sola. De pronto tronaron los camiones moviéndose como esqueletos de antiguos barcos negreros. Venían desde la Estación Terminal de Ferrocarril e iban repletos de niños. Los gritos de éstos sacudieron la calle, erizando el espinazo de los padres tras las puertas cerradas: "¡Cuba sí, yanquis no!, ¡Cuba sí, yanquis no!". Consignas de odio.

"Ya en la Sierra Maestra se encuentran los mil 500 maestros que están pasando allí su curso de prueba", anunciaba Fidel Castro a la nación el 27 de mayo. Cada 15 días se irían integrando 2,500 jóvenes más.

El 27 de marzo, 800 niños habían sido llevados a las escuelas de adoctrinamiento de Minas del Frío, en la Sierra Maestra. El 2 de agosto los comunistas ocupaban la Universidad de La Habana.

Por otra parte..., el 1 de enero Castro había recibido un mensaje de solidaridad de la China de Mao Zedong; el 20 atacaba a la Iglesia Católica; los días 10, 13 y 15 de febrero el primer ministro soviético Anastas Mikoyan firmaba en La Habana un pacto de ayuda económica con Cuba. Se disolvían bancos, se confiscaban propiedades y compañías petroleras, todas las empresas norteamericanas, revistas como Bohemia, Carteles, Vanidades. Se recibían cargamentos de armas soviéticas. El 13 de octubre unas 400 empresas importantes pasaban a poder del estado. El 7 de noviembre 700 técnicos rusos descargaban en Santiago de Cuba un misterioso embarque...

El miedo se había adueñado de Cuba. Los padres podrían perder la patria potestad. Quizás los niños serían enviados a la Unión Soviética tal como había sucedido con cientos de ellos en la España de los años 30. Los rumores corrían.

A fines de noviembre, Jim Baker, director de la Academia Ruston de La Habana, y un grupo de hombres de negocio de la Cámara Norteamericana de Comercio de la capital cubana, se entrevistaban en Miami con el padre Walsh, director del Catholic Welfare Bureau.

Muchos padres cubanos estaban preocupados por la seguridad de sus hijos. La administración del entonces presidente Dwight D. Eisenhower había prometido proveer fondos para admitir a niños cubanos en Estados Unidos si un organismo no gubernamental se hacía responsable de ellos hasta que pudieran volver a Cuba o hasta que sus padres pudieran venir. ¿Podría ayudar él?

"Yo sabía que podía ofrecer mi cooperación. Incluso podía buscar solución para los niños protestantes y judíos a través de organismos que respondieran a su fe religiosa", dice el Monseñor Walsh.

El Departamento de Estado le telefoneó: Estados Unidos admitiría a 200 niños hasta la edad de 18 años que vinieran solos si él aceptaba la responsabilidad. Al responder afirmativamente, queriendo salvar a 200 niños del torbellino de una sociedad que se estremecía hasta sus cimientos, el padre Walsh se internaba en un proceso que habría de influir en miles de vidas. Los primeros niños llegaban a Miami el 26 de diciembre de 1960. Unos días más tarde, el 3 de enero de1961, Estados Unidos rompía relaciones con Cuba. Nuevamente, el Departamento de Estado llamaba al padre Walsh: una carta firmada por él sería aceptada como permiso equivalente a una visa.

"Así nacieron las Visas Waiver", explica Mons. Walsh.

La frase mágica, "Visa Waiwer", corrió por Cuba a la velocidad del sonido y los 200 niños y adolescentes inicialmente programados se convirtieron en 14 mil, que estuvieron llegando hasta el 22 de octubre de 1962.

Experiencias

Luis Ramírez, de 50 años, casado y hombre de negocios, considera que tiene dos familias, aquélla en el seno de la cual nació en Sancti Spiritus, y la que lo adoptó en Delaware.

"Creo que la peor parte le tocó a nuestros padres, que tuvieron que enviarnos solos, contando solamente con la fe de que Dios nos iba a proteger", dice.

Llegó a Estados Unidos en 1961 con ocho años de edad. Fue acogido en el campamento de Florida City en donde, además de las niñas, se alojaban los varones pequeños. Dos meses después, por intermedio de un sacerdote amigo de su padre, fue trasladado al hogar de un matrimonio norteamericano con cinco hijas, de Willmington, Delaware.

"Dentro de las diferencias culturales, yo me sentí muy bien allí. Mi papel dentro de esa familia siempre fue, y es, el de hijo", cuenta.

Cuando sus padres llegaron dos años más tarde fue él mismo quien pidió irse con ellos a Miami porque "no concebía" que sus padres tuvieran una mala situación económica, y él estuviera pasándolo bien con su familia adoptiva de clase media.

Para él, la Operación Pedro Pan fue positiva. Los más, se adaptaron, dice.

En el otro extremo del arcoiris de edades, está Marta San Martín, directora de una agencia de servicios comunitarios, quien salió de Cuba en 1962, a los 18 años, con su hermana Isabel, de 17. Ambas salieron en las mejores condiciones. Eran alumnas de la escuela presbiteriana La Progresiva, de Cárdenas, en la provincia de Matanzas. Desde Cuba sabían a donde vendrían: al hogar de un matrimonio norteamericano de su misma fe, en Springfield, Illinois.

Reconoce que el choque cultural, el idioma, el alejamiento de la patria y la familia, el clima terriblemente frío, y ese estado emocional que todos los entrevistados han mencionado, sin excepción, la incertidumbre, fueron muy duros.

Estuvieron tres años bajo la tutela de esa familia, pero la mayor parte del tiempo la pasaron becadas en una universidad en Blue Ridge Mountain, Carolina del Norte.

"Era muy triste. La neblina en las montañas era constante. Como becadas teníamos cuatro horas de trabajo y cuatro de estudios. Aquí teníamos que limpiar pisos y realizar diferentes labores a las que no estábamos acostumbradas", dice Marta.

"Allí encontramos a muchos compañeros de La Progresiva, que habían venido desde diferentes hogares adoptivos. Nos soteníamos mutuamente: llorábamos juntos; reíamos juntos".

Las dos hermanas hicieron las gestiones para que sus padres pudieran venir. Llegaron cuatro años después de haber salido las hermanas, y fueron a vivir con Isabel, ya casada.

"Yo todavía estaba estudiando en Iowa, pero ésa fue otra conmoción. La reinserción familiar no fue traumática, pero sí tensa y demoró años en completarse. Se logró porque tanto mi hermano, que también había salido de Cuba, como nosotras, adorábamos a nuestros padres", cuenta Marta.

Pero la autoridad que los padres, ambos españoles, habían ejercido en el hogar, ya no era posible. Los hermanos "se habían hecho solos" y ya habían abrazado otra cultura. Incluso tuvieron que acostumbrarse de nuevo a comunicarse en español en el hogar.

"El dolor de cada uno de los que vinimos de Cuba solos en la niñez o adolescencia, es el mismo, pero la forma en la que cada uno experimentó ese dolor, es distinta", dice San Martín.

"A mí me iban a mandar a un campamento en Nuevo México y me negué. Había oído cosas muy feas de aquel lugar", dice Caridad Guajardo, una ex-niña Pedro Pan.

El padre de Caridad era hijo de un próspero hombre de negocios de Cantón, China. Siendo muy joven vio cómo comunistas chinos asesinaban a sus padres y a 12 hermanos. El y un hermano suyo, casi adolescente, lograron huir y meterse como polizontes en un barco mercante que fue a dar a La Habana.

El que sería padre de Caridad trabajó duramente y con el tiempo logró ser dueño de una de las más respetadas casas de crédito de la capital cubana. Se casó con una joven cubana y tuvieron una sola hija.

Cuando Castro tomó el poder, el Sr. Chang comenzó a ser hostigado: tenía relaciones en Taiwán, estaba conspirando, le acusaban. La familia comenzó a gestionar la salida de Cuba, pero tras un incidente especialmente abusivo, el padre de Cary sufrió un ataque cardíaco del que no se recuperó. En su lecho de muerte rogó a su esposa que saliera cuanto antes de Cuba y se llevara a la niña.

Diez meses más tarde llegaban las Visas Waiver que habían gestionado para la familia las monjas que habían educado a Cary. Al momento mismo de la salida, funcionarios del gobierno cubano dijeron a la madre de Cary que ella no se podía ir.

"Mi madre y yo pasamos horas mirándonos. Yo, dentro del recinto acristalado al que llamaban "pecera"; ella por fuera, pegada a los cristales", cuenta Cary.

Diez horas después de haber entrado en la "pecera", Cary abordó el avión que la trasladaría a Miami. Era el 18 de julio de 1962. Cary Chang tenía 13 años. Durante el viaje, una tormenta estuvo a punto de derribar la nave.Y al llegar, fue trasladada a un campamento de Florida City.

"Nos parecía que estábamos en plena jungla. Había varias clases de serpientes a las que, con el tiempo nos acostumbramos..., y unas horribles moscas cuya picadura producía fiebres que duraban una semana", recuerda Cary.

"Parecía que todo daba junto: el sarampión, la varicela. Yo desarrollé un asma tan fuerte que me pasaba días medio asfixiada", añade.

Un año después de haber llegado Cary al campamento, el gobierno permitió a su madre salir de Cuba. La niña fue llevada a Miami a recibirla.

"Mi madre no me reconocía. Pesaba sólo 70 libras. Mi piel estaba oscura y picada de insectos. Ella estaba segura de que me habían cambiado por otra. 'Eso' que ella veía no era yo", cuenta Cary riendo ahora.

¿Cree ella que la Operación Pedro Pan fue positiva?

"¡Definitivamente sí! ¿Qué hubiera sido de mí en Cuba?".

En caso de que a estos integrantes de la Operación Pedro Pan se les presentara una situación similar, ¿tomarían una decisión como la que tomaron sus padres? La mayoría encuentra difícil contestar esa pregunta. Tendría que presentarse esa situación, dicen.

Pero en Cuba, en los años 60, posiblemente los padres no veían otra opción. La mujer de la tribu de Levy confiaba en que al poner a su hijo en una cesta en el río, éste tendría alguna oportunidad de salvarse. Con la misma esperanza, los padres cubanos pusieron a sus hijos en un avión. Y, como Moisés, los más, se salvaron.


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Publicado el 27 de octubre de 2001 en CONTACTO Magazine


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