Domingo Ramos, Pintor.
Los olores de la campiña parecen percibirse, cuando nos paramos frente a un cuadro de Domingo Ramos.
Algunos críticos, sin embargo, le objetan que ciertas brumas que rodean sus mogotes, tienen más de atmósfera londinense que de caribeña.
También dicen que los tonos violáceos de sus cielos, no son auténticamente cubanos.
A pesar de ello, no existe duda alguna; dentro de la hornada de artistas de la plástica cubana de principios de silgo XX, descuella con privilegio Domingo Ramos Enríquez, quien, por la magnitud y calidad de su creación, fue conocido como el pintor de los campos de Cuba.
Sus dotes personales y su sagaz pupila llevaron el tema del paisajismo a niveles nunca antes alcanzados, por lo que sus creaciones siempre fueron bien acogidas por el público y la crítica.
Ramos creó un estilo propio que combinó elementos de la pintura tradicional española, con pinceladas del impresionismo, el simbolismo y el realismo. Con el tiempo y su labor docente, formó una escuela paisajística entre las jóvenes generaciones.
El pintor Domingo Ramos fue muy reconocido a lo largo de su vida y sus obras altamente valoradas en el mercado del arte, debido a su paleta brillante y colores puros, que propiciaban la reverberación del entorno insular.
Los óleos donde Ramos estampó las bellezas del Valle de Viñales, hacen sospechar que este maestro de las artes plásticas nació por aquellas regiones del país. Válido por tanto recordar, que Domingo Ramos Enríquez nació en Güines, provincia de La Habana, el 16 de noviembre de 1894.
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