EL COCUYO
Pedrerías de rocío
Alumbra, cocuyo,
Tu lámpara de Aladino!
Alumbra, cocuyo,
Tu lámpara de Aladino!
Poema “Hatuey y Guarina”escrito por Juan Cristobal Napoles Fajardo (El Cubalambe') :
“Con un cocuyo en la mano y un gran tabaco en la boca, un indio desde una roca miraba el cielo cubano”.
La noche, el monte y el llano con su negro manto viste, del viento al ligero embiste tiemblan del monte las brumas, y susurran las yagrumas mientras el suspira triste.
Lleva en la frente un plumaje morado como el cohombro, y el arco que tiene al hombro es un vastago de aicuaje. Aunque es un pobre salvaje y angustia cruel lo sofoca, desde aquella esbelta roca donde gime sin consuelo, los ojos fija en el cielo y a Dios en su ayuda invoca.
Alejandro de Humboldt. Historiador naturista de origen alemán al visitar Cuba:
ASOMBRO POR COCUYOS
Debe haberle llamado la atención igualmente observar a los cocuyos, por la forma en que plantea que "En ninguna otra parte he visto tan innumerable cantidad de insectos fosforescentes, porque las hierbas que cubren el suelo, las ramas y las hojas de los árboles resplandecían con aquellas luces rojizas y móviles..." Más aún, detalla cómo "En la casa de los habitantes más pobres del campo, quince cocuyos, puestos en una calabaza agujereada, sirven para buscar objetos durante la noche". Argumenta más adelante: "Una joven nos contaba en la Trinidad de Cuba, que durante una larga y penosa travesía a Tierra Firme, había sacado partido a la fosforescencia de los cocuyos siempre que por la noche tenía que dar el pecho a su niño".
De Gertrudis Gómez de Avellaneda:
A UN COCUYO
Dime, luz misteriosa, Que ante mis ojos vagas,
Y mi interes despiertas,
Y mi vigilia encantas,
¿Eres quizás del cielo Lumbrera destronada,
Que por la tierra mísera Peregrinando pasas?
¿Eres un genio ó silfo
De nuestra vírgen patria,
Que de su joven vida
Contienes la ígnea savia?
¿Eres de un ser querido
Quizás errante ánima,
Que á demandarme vienes
Recuerdos y plegarias;
0 bien fulgente ohispa
De las brillantes alas
Con que sostiene al triste
La célica esperanza?
(1) Brillante luciérnaga de la zona tórrida.
No sé; mas cuando luces
Hermosa á mis miradas,
De tropicales noches
En la solemne calma,
—Ya exhalacion perdida
Cruces la esfera diáfana,
Ya cual la brisa juegues
Meciéndote en las cañas;
Ya cual diamante puro
Te engastes en las palmas,
Cuyo susurro imitas,
Cuyo verdor esmaltas ;—
Paréceme que siento
Revelacion extraña
De místicos amores
Entre tu brillo y mi alma.
Paréceme que existen
Secretas concordancias
Entre el afan que oculto
Y entre el fulgor que exhalas.
¡ Oh, pues, lucero ó silfo, Anima ó genio, lanza Más vívidos destellos Miéntras mi voz te canta!
Los sones de mi lira, Las chispas de tu llama, Confúndanse y circulen Por montes y sabanas,
Y suban hasta el cielo Del campo en la fragancia, Allá do las estrellas Simpáticas los llaman
¡Allá do el trono asienta El que comprende y tasa De toda luz la esencia , De todo afan la causa!
Y mi interes despiertas,
Y mi vigilia encantas,
¿Eres quizás del cielo Lumbrera destronada,
Que por la tierra mísera Peregrinando pasas?
¿Eres un genio ó silfo
De nuestra vírgen patria,
Que de su joven vida
Contienes la ígnea savia?
¿Eres de un ser querido
Quizás errante ánima,
Que á demandarme vienes
Recuerdos y plegarias;
0 bien fulgente ohispa
De las brillantes alas
Con que sostiene al triste
La célica esperanza?
(1) Brillante luciérnaga de la zona tórrida.
No sé; mas cuando luces
Hermosa á mis miradas,
De tropicales noches
En la solemne calma,
—Ya exhalacion perdida
Cruces la esfera diáfana,
Ya cual la brisa juegues
Meciéndote en las cañas;
Ya cual diamante puro
Te engastes en las palmas,
Cuyo susurro imitas,
Cuyo verdor esmaltas ;—
Paréceme que siento
Revelacion extraña
De místicos amores
Entre tu brillo y mi alma.
Paréceme que existen
Secretas concordancias
Entre el afan que oculto
Y entre el fulgor que exhalas.
¡ Oh, pues, lucero ó silfo, Anima ó genio, lanza Más vívidos destellos Miéntras mi voz te canta!
Los sones de mi lira, Las chispas de tu llama, Confúndanse y circulen Por montes y sabanas,
Y suban hasta el cielo Del campo en la fragancia, Allá do las estrellas Simpáticas los llaman
¡Allá do el trono asienta El que comprende y tasa De toda luz la esencia , De todo afan la causa!
Dedicado al “Cocuyo de los disidentes”
1 comentario:
LUCIERNAGA
“Chispita en tu ser anida, ilumíname . . . la vida.”
Luciérnaga, luz que vaga,
en la noche que divaga,
con luna, con las estrellas,
te pareces a una de éllas.
Rayito, bicho, cocuyo,
de aquel bosque eres orgullo,
candil que bordas el cielo,
energía, límpido anhelo.
Candileja, . . . resplandor,
alas, cascabel, fulgor,
fósforo que anda volando,
rapidito don de mando.
Lamparita que te prendes,
fascinante, ¿me comprendes?,
claridad tienes por manto,
alúmbrame mientras tanto.
Bombillita, que cintila,
el destello que destila,
brillo nocturno de amor,
centella, chispa, esplendor.
Iluminación primaria,
semáforo, luminaria,
velita que va, que viene
que, en el viento, se entretiene.
Relampaguito del mundo,
solecito de un segundo,
quiero prolongues tu foco,
que me encantes, . . . poco a poco.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Guadalajara, Jalisco, México, a 30 de junio del 2016
Dedicado a mi nieta, Marijose Rodríguez Ramos
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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